martes, 21 de noviembre de 2006

REFLEXIÓN

Europa recibió las primeras décadas del siglo XX con devastadoras guerras que destruyeron sus ciudades. La mayor consecuencia fue la producción en serie de humanos que transmitieron a las siguientes generaciones miedos sobre futuros inciertos. ¿Para qué acumular si en cualquier momento te lo arrebatarán? ¿Para qué hijos, si en cualquier momento sufrirán los estragos de las bombas? Mejor vivir al máximo lo poco o mucho que te toque. Sin compromisos, sin ataduras. Y de ahí la literatura de la posguerra, que tan bien refleja al hombre europeo moderno.
¿Qué hay del mexicano moderno? Abandonó el rifle, regresó a la bendita tierra por la que tanto luchó, para encontrarse de frente con terrenos yermos, inútiles... tomó las pocas pertenencias, se sacudió los huaraches y emigró a las ciudades. A los que mejor les fue vieron un gran futuro en el campo mexicano, y se dedicaron a explotar no sólo la tierra, sino a animales, bosques, y semejantes por igual; muchos se enriquecieron, a la buena o a la mala, inequitativamente... pero en general, fueron pocos los que se beneficiaron de los triunfos revolucionarios... aun así las mieles de la gloria no duraron mucho, en épocas donde la riqueza fue tanta, no supimos qué hacer con ella y la desperdiciamos, la oportunidad de llegar al primer mundo fue arruinada por malos manejos, por la acostumbrada idiosincracia mexicana del "si no gano yo, nadie".
Los estragos sufridos por dicha generación fueron transmitidos a nosotros, generaciones de finales del siglo XX, principios del XXI, que crecimos viendo a nuestros abuelos y padres tenerlo todo y perderlo todo; los vimos luchar por derechos, partirse el lomo por salarios míseros, gritar por democracia, llorar de coraje cada seis años... y entendimos que era inútil... ¿para qué luchar si el premio tiene fecha de caducidad?
De ahí que el joven actual pida facilidades para todo, ¿para qué complicarse la vida? ¿por qué hay individuos que viene a fastidiarnos? ¿qué les pasa? ¿quién produce a estos locos? Incluso yo misma, que pretendo tener un poquito más de conciencia que 51 de cada 100 personas, hago a un lado lo complicado y odio cuando alguien más viene a dificultar mi existencia que pretendo tranquila...
En fin, toda esta perorata viene a cuento por una idea que tuvo una alumna cuando en conversación con sus compañeros, (de la cual yo no formaba parte y a la que asistí como testigo), afirmó abiertamente que el peje estaba loco, y remató diciendo, ¿por qué no lo han mandado matar?. Sobra decir, que sus compañeros coincidieron con ella... aun cuando por ahí alguien argumentó, que lo convertirían en santo aunque es mejor a tenerlo dando lata...
Estos son pues, nuevos miembros que engrosan las filas de ciudadanos mexicanos... descorazonadoramente no puedo evitar pensar que quizá en 40 años estaré llorando de rabia cada seis años, suplicando a voces, que haya un nuevo cambio...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Comparandola historia de paises como he tenido oportnidad de leer los mexicanos no evolucionamos gradualmente. Solo nos dejamos arrastrar por el progreso si nos llega algo lo disfrutamos si no renegamos por eso la actitud dc muchos esperan un puesto bien pagado donde no hagan nada como si la vida fuera telenovela. Por eso no comprendemos a los que quieren vivir sin dar nada o no reinita.

Anónimo dijo...

Tus alumnitos, obviamente, son el producto terminado de Teidiotiza para los cuales,todo es el carrito último modelo y el reventón, con coca y todo, del próximo viernes... Sin embargo, no tendrán que esperar 40 años los cabrones, porque una revolución terrible ya está en marcha... ¡Nomás echale ojo...! SS.

Anónimo dijo...

Bien. Trabaja más con la luz y trata de transmitir tus ideas a los seres humanos directamente. La pantalla de la pc es tan fría y generalmente nadie te toma en serio, a veces ni siquiera tus familiares o amigos. Haz más contacto humano y recuerda no ser tan pesimista. Salva a los demás con tu luz, salvalos del pesimismo y la indiferencia, no los impulses a ello. Por supuesto que habrá lectores que se sientan identificados contigo, pero salvalos del suicidio, no los impulses a ello.
Besos y abrazos Jorge Fonseca

PD: Por favor se paciente con nosotros los mortales.