martes, 26 de junio de 2007

TEMPORADA DE LLUVIAS

La primera vez que vi llover en Guadalajara fue genial. Tengo grabada en mi memoria esa tarde de agosto. Vi con asombro la cantidad de agua y me enamoré del ambiente perfumado por el aroma a tierra mojada, tan característico de estos lares. Nunca había visto llover de esa manera. Duró alrededor de dos horas.
La magia terminó la primera vez que me tocó mojarme. No conocía la rutina de cargar con un paraguas en la bolsa, así que para mí fue una gran sorpresa cuando al regresar de la universidad, comenzó a llover; no supe qué hacer, corrí al techito más cercano; vi como la gente que caminaba a mi lado sacaba paraguas y continuaba andando, como si no pasara nada. Yo por mi parte, tuve que lidiar con empaparme, (vestía blusa blanca, así que imaginarán mi premura); arruinar mis zapatillas color camello, que mi rimel se corriera, que mis libros se mojaran, en fin, la humillación de la primera vez. Y por supuesto, se convirtió en tradición. Hasta este día, sigo sin paraguas, nunca hay taxis disponibles, y por supuesto, la reina de la tradición: de alguna forma me las ingenio para que mis enormes pezuñas terminen en los charcos más hondos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Reina el horno en que estoy en este momento es por el verano que conoces sin embargo leo tu escrito y logras que hasta el aroma de la tierra mojado lo perciba.

Anónimo dijo...

nada como un buen kaloron i una lluvia alla ala larga, esas lluvias saben a gloria

Anónimo dijo...

que rico es poder sentir el agua de lluvia, disfrutala corazon!!!!!

Anónimo dijo...

Hace 6 días escribiste "temporada de lluvias"... ¿no será tiempo ya de empuñar de nuevo la pluma?... ¡Digo...!