miércoles, 13 de junio de 2007

RESULTA QUE... (4)

A eso del veinte para la una de la tarde, entré a la papelería de la Autónoma. Mi propósito: comprar un cuaderno. No había quién me atendiera. Considerando que los empleados estarían muy ocupados en la parte trasera del lugar (bodega), me armé de paciencia y me dediqué a observar la multiplicidad de curiosos objetos detrás de los aparadores. Pasaron unos cinco minutos. Dos gringos entraron con su jerigonza de barrio gringo. Se ubicaron detrás de mí. Justo en ese momento, el encargado salió de una puerta ubicada en el fondo a la izquierda del cuartucho. Me vio. Nos vio. Caminó con prisa hacia nosotros. Cuando estuvo cerca del anaquel donde ubican los cuadernos, le pedí uno. No me escuchó. Corrijo: no quiso escucharme. Se fue directo hacia los gringos y les preguntó en tono zalamero qué querían.
- Disculpe, yo llegué primero. ¿Me podría dar, por favor, un cuaderno de rayas, corte francés?
Volteó a verme sin verme... sentí como su mirada me traspasaba para ignorarme y continuar con su sonrisa idiota dirigiéndose a los güeritos ojos azules que estaban detrás de mí...
Por un momento, pensé: ¡No puede verme! ¿Seré un fantasma? ¡Por fin sucedió! Me atropellaron al cruzar Patria... tanto cuidado que pongo... de seguro mi cuerpo está desangrándose a media calle; de seguro mi espíritu continuó su andar... se dispuso a llegar a su destino sin extrañar el peso de su materia...
Tristes pensamientos los anteriores que buscaban ocultar la cruel verdad: el imbécil ese eligió atender primero al blanco que a la india... ¡hijo de la chingada! Los gringos ni siquiera sabían qué tenían que comprar, buscaban en sus mochilas la hoja de instrucciones y yo me tragaba con la mirada al indio recién bajado del cerro... y lo hice... con toda la dignidad de mi persona, me metí detrás del mostrador, tomé el cuaderno que quería, vi el precio, saqué mi cartera, puse el dinero encima de la caja registradora y salí de ahí ante la mirada atónita del viejo idiota...
El lunes regresaré a la Autónoma... me daré una vuelta por la papelería... mi mayor temor es encontrar en la puerta mi fotografía con la sentencia: PROHIBIDA LA ENTRADA...
MORALEJA: Un mexicanito siempre será un mexicanito...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Hasta cuando lo mexicanos aprenderemos a ejercer nuestro magnífico poder de compra?... jamás vuelvas a favorecer a ese imbécil con tu compra y, no sólo eso, dedicate a desprestigiarlo ante todo mundo...! URGE APLASTAR A ESOS HIJOPUTAS...!

Anónimo dijo...

La ingenuidad del ignorante que piensa que cualquier turista viene a gastar muchos dolares y resulta que viene porque aqui todo es barato para ellos. Como hace falta leer para conocer la realidad de los paises y no subestimarnos.