Ella está sonriendo desde el otro lado. Lo siento. No puedo corresponderte. Mis ojos tienen un par de días nublados. Y nada podrá devolverles su estado natural, al menos por un par de días más. Ella sigue sonriendo, levanta las manos y las sacude frente a mí. Insisto con un gesto de impaciencia. Nada puedes hacer. Déjame en mi ostra. Sólo por esta vez, déjame experimentar mi debilidad. Me abandonó mi alma. Ni siquiera dejó una nota. Y aún no tengo el valor para ir en su busca.
viernes, 11 de mayo de 2007
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1 comentario:
Reina que, te refieres a la inspiración es lo que imagino. Pero si allí está como que te abandonó. Supongo que si escribes tus pensamientos como verso cada renglón corresponden a un poema de esos modernos. Dales esa presentación y analizalos.
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