sábado, 27 de junio de 2009

ACENTUACIÓN

En la semana, platicando con mis alumnas de la clase de Redacción, comentaba el hecho de que suelo huir de aquellos lugares (por ejemplo restaurantes) cuya carta de presentación (publicidad, nombre del lugar, menú, etc.) tiene faltas de ortografía; especialmente de acentos. Les comentaba lo anterior para mostrar un punto: tu forma de escribir es tu carta de presentación; con ella te vendes. Y en un país en el cual el dios burócrata se mueve sólo con papeles, pues nada más importante que una excelente ortografía.
Desafortunadamente, en una sociedad donde la función comunicativa escrita está devaluada, lo anterior resulta sólo un rasgo "excéntrico", por no decir mamón, de mi personalidad. De tal manera que cuando hago uno de mis berrinches es la Lupe la que queda mal, la intolerante, inflexible y demás.
Así que he aprendido a callarme. Sobre todo cuando se trata de juzgar a mis "iguales". Mis colegas, mis compañeros de armas, a la gran mayoría de los que he conocido en este mundo denominado Maestría en Educación. Hombres y mujeres presumidos inteligentes, estudiados, leídos y escribidos; quienes hacen muestra obvia de su labor educativa en cada una de las exposiciones, presentaciones y comentarios, y en los cuales lo que sobresale son sus errores de ortografía, sintaxis y semántica, o peor aún, de redacción. ¡Oh gloriosos maestros, el futuro de la humanidad (México) está en sus manos!
¡Qué pobre se observa el futuro!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Más que pobre o pobrísimo, se ve miserable...