-Fui de visita.
-¿Tu hermano?
-Tres.
-¿En serio?
-Sí, al mismo tiempo.
-¿Y cómo es?
-Como ir a un parque. Hay bancas.
-¿Tu mamá les hace comida?
-Sí, todos los días les lleva.
-¿Hasta allá?
-No está tan lejos.
-¿Y por qué están ahí?
-Por secuestro. 15 años.
Receptora involuntaria de dicha conversación, no me quedó más que hacerme chiquita en el asiento delantero de la ruta 622-A.
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