jueves, 4 de octubre de 2007

MÚSICA

Recuerdo cuando se pusieron de moda los walkman. Eran enormes, pesados, poco prácticos... de cassette, por supuesto. Yo tuve uno, no sé si mi padre o Santa Claus pero uno de los dos me lo regaló. Después con la arremetida del CD, llegó el discman. A éste no le seguí los pasos. Hacía ya bastante tiempo que me había dejado de interesar la música contando secretos en mis oídos. Además de que me producían una especie de ronroneo que no desaparecía sino hasta verios días después. Mi hermano me regaló un MP3-player, que por cierto olvidé en Guaymas la última vez que visité aquellos lares. Gracias a ellos, estuve a punto de morir, varias veces, entre las llantas de un carro. Me involucraba tanto en la música que simplemente no escuchaba el motor de los coches anunciándome su presencia inminente. Tanto el walkman como el MP3-player tenían la curiosa cualidad de producime una cara de idiota debido a la gesticulación en la que caía por seguir las insulsas letras de la música pop. El I-pod está ya muy lejos de interesarme. Pero no es eso lo que llamó mi atención hoy por la tarde. Acudí a Plaza Galerías a cortarme el pelo. Y me atravecé con lo que parece ser la nueva moda de música "portable". De tres a seis jóvenes adultos, en "bola", compartiendo tiempo y espacio, y cada uno con su propia música. No. No con audífonos. La música está lo suficientemente alta como para que lo escuchen ellos y el resto de los inocentes individuos que atinamos a pasar a su lado. En conclusión, hemos alcanzado nuevos niveles de contaminación auditiva: rebasamos a los negocios con sus sonidos, los automóviles con sus bocinas, y llegamos al nivel individual, donde cada quien traerá incorporado algún dispositivo que le permitirá escuchar, en vivo y a todo volumen, la música de su preferencia, lo cual por supuesto no es sino un método moderno de tortura para el resto, y por resto quiero decir para mí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguramente debe haber sido Santa Claus porque yo no lo recuerdo... Si fue en diciembre, entonces ya no hay duda fue jojojo...

Anónimo dijo...

Reina,la música se disfruta y estos muchachos no aprendieron solo se aturden, puedo asegurar que ellos no podrán comprarle a su desendencia la tecnología de moda asi que con ellos terminó este avión de artefactos.