sábado, 10 de octubre de 2009

¡AUXILIO!

La siguiente nota es una llamada de auxilio: estamos perdiendo el arte de hablar solos y en voz alta.
Sí, en efecto, ha leído usted bien. Yo me cuento entre esos artistas que se lamentan de la pérdida de la camaradería del artilugio. Nos tachan de locos pero nada más lejano; es sólo que valoramos la comunicación intrapersonal sobre cualquier otro nivel comunicativo. Cada vez que me cruzo con uno de mis "hermanos" nos guiñamos el ojo y nos sonreímos en complicidad (único momento en que voluntariamente nos permitimos el disfrute de lo interpersonal).
Sin embargo, todo lo bueno debe terminar en algún momento.
Todo comenzó con el secreto de una persona que decía se ocultaba detrás del "manos libres" para que nadie se diera cuenta que hablaba sola.
Un par de días después vino el declive: me crucé con alguien que hablaba solo, busqué su mirada y lo saludé inclinando la cabeza; él me miró como tratando de ubicarme. ¿Cómo es posible que no me reconociera? Entonces giró hacia su costado derecho y lo vi. El cable que salía de su oreja y corría a lo largo de su torso hasta el bolsillo delantero de su pantalón.
En ese momento, la verdad me golpeó de lleno en la cara (tal como las verdades siempre golpean): la tecnología, que ha ido poco a poco matando estilos de vida, ahora tiene en la mira al mío.
Así que recurro a ustedes. Necesitamos una posible solución. Esperaré propuestas. Favor de dirigirlas a mi correo electrónico.

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