sábado, 18 de abril de 2009

UPDATE

Lo más difícil del cambio de horario es hacerte a la idea de que aún cuando son las 8.30 p.m. y hay sol, ya es de noche. Esto ha sido lo más difícil de regresar a Guadalajara. Lo único que agradezco es el hecho de que el cuatrimestre ya ha terminado. Me queda resolver el asunto de un par de materias pero no exigirá mucho de mi tiempo. Y una de ellas es en la tarde así que no hay problema en cuanto al horario. Llegó el momento de reflexionar sobre este ciclo que termina y cargar pila para el próximo que iniciará la primera semana de mayo. Una alumna me recalcaba que todos hablaban del siguiente cuatrimestre como si estuviera muy lejano y la verdad no, sólo tres semanas. También comenzará mi calvario: más vale que abran materias que pueda cursar en la maestría.

domingo, 5 de abril de 2009

MAGIA REAL

Hace un par de semanas platicaba con una alumna de primero sobre la diferencia entre realismo mágico y real maravilloso. La realidad mexicana es mágica. Un extranjero observa lo cotidiano y lo encuentra extraño, raro, incomprensible... pero para el nativo, es sólo eso, cotidiano, de todos los días. Entonces mi alumna me comentó que uno de esos momentos de extrañeza los vivió cuando observó a una mujer, frente a su casita, barrer la tierra. Yo recuerdo reír sobre esa extrañeza. ¿Por qué alguien barriría el frente no pavimentado de su casa? Si quieres levantar la basurita, un guante y una bolsa hacen la labor, no hay necesidad de pasar la escoba.
Hoy en la mañana salí de mi casa a llevar un dinero a una vecina que tiene su tienda a dos cuadras de mi casa. Apenas llevaba media cuadra cuando escuché a una mujer gritar "son unos zonzos". Cuando iba por enfrente del lugar, volteé a ver qué incitó la rabia de la mujer: sus hijos estaba barriendo el frente de su casa y tal parece ser no lo hacían muy bien... cuatro chicos barriendo el frente y el lado no pavimentado de la casa.
Me quedé helada. Duré unos tres minutos observando la situación. Entonces vino el "flash-back", la revelación: YO HICE ESO. En algún momento de mi infancia, mi madre me puso a barrer la parte trasera de la casa, o el frente del porche. Cuando regresé a la realidad me obligué a seguir caminando para no despertar sospechas por observar hacia el interior de una casa vecina (acto más que prohibido en estos lares).
El camino de regreso lo hice cuestionándome el porqué de barrer la tierra. Mi madre, mujer racional y poseedora de las respuestas a todas las preguntas humanas, me platicó que es una labor que se realizaba desde que no existía electricidad. En esos entonces, nada más caer el sol la gente se encerraba en sus casas y no salían para nada. Los ruidos externos, viento, animales, etc. eran producto de monstruos que buscaban niños desprevenidos y fuera de casa. O por lo menos eso era lo que decían para desanimar a todo infante valentón. Al día siguiente, en cuanto salía el sol, la primera en levantarse era la mujer, quien corría al patio y barría las huellas dejadas por animales, de tal manera que el terreno quedaba parejito y apoyaba la teoría de seres supernaturales.
Casi un siglo después, la genética social y cultural hace de las suyas, y seguimos con las mismas costumbres, aun cuando no sabemos por qué.
En México, la magia es real y la realidad es mágica. Ambas se evidencian en su gente.
Saludos desde Guaymas.