viernes, 21 de septiembre de 2007

TONANTZIN VIII

Procuro evitar que el poder caliente mi cabeza. Y es mucho decir, puesto que de "poder" no puedo nada. A lo que me refiero con esto, es que vagan individuos a quienes un nombramiento insignificante, que les otorga un poder relativo, es más que suficiente para hervirles la cabeza. Para estos individuos, este honor recibido los pone a varios metros sobre los demás. Y esta "armadura dorada" los protege de las críticas, y les permite que su lengua-lanza ataque indiscriminadamente a cualquier ente inferior. No intentemos responderles con la misma, guardemos distancia y dignidad. Además, destruir a estos individuos, es mucho más fácil de lo que puedan imaginar. Sólo es necesaria una pregunta directa: ¿Y usted quién es? Observarán como su rostro se vuelve rojo, la mirada huye, la voz tiembla, y entonces, verán al humano mediocre detrás del pretendido semidiós.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

¿DISTINGUIDA?

El lunes me comentaron que el grupo de Psicología, con el que trabajé durante el periodo enero-mayo, me había nombrado maestra distinguida. No había nada oficial así que lo tomé con escepticismo. La incógnita fue despejada hoy a eso de las 9 de la mañana. Me enviaron una carta donde amablemente me invitaban a participar de la ceremonia. Para mi sorpresa, no solamente el grupo de Psicología, sino que también el de Educación me había otorgado las mejores calificaciones del cuatrimestre 2007-1. Así que no tuve más remedio. A eso del cuarto a las diez me dirigí al auditorio designado. La ceremonia, anunciada a las 10, inició a las 10 y cuarto. Tuve que tragarme un discurso de 5 minutos sobre la importancia del papel del profesor, sobre la responsabilidad que asumimos voluntariamente, etc, etc, etc. Por fin llegó el momento. Por carrera, se fueron revelando los nombres elegidos; aproveché para observar exalumnos, observar profesores, observar alumnos, de tal forma que cuando mencionaron mi nombre, fue como si me sacudieran para recordarme dónde estaba. Me levanté tratando de disimular que no prestaba atención al proceso. Subí al estrado, estreché alrededor de 9 manos; alguien me dio un diploma, alguien más me dio un portafolio. Bajé del estrado. Me dirigí hacia el fondo de la sala, evitando las miradas, a punto de llegar a mi asiento, otra vez perdida en mis pensamientos, volví a escuchar mi nombre. Ahora me llamaban para recibir otro reconocimiento, ahora de parte de otra escuela. Titubeé. Me abrí paso apresuradamente y subí al estrado. Una vez más, estreché alrededor de 9 manos; alguien me dio un diploma, alguien más intentó darme otro portafolio, lo rechacé alegando ya poseer uno... y después pude regresar a mi asiento y hacerme una con la silla... tuve una buena dosis de atención suficiente para el resto de la semana.

martes, 18 de septiembre de 2007

UPDATE 2

Estoy trabajando de 8 a 3 de la tarde. Tengo alrededor de 80 alumnos. Cada uno fascinante a su manera. La diferencia de edades es más obvia. Mi cana apareció dos meses antes de lo acostumbrado. Tengo gripa o algún tipo de alergia. Cada día termino completamente apaleada. Mis fines de semana resultan insuficientes. Mis tardes resultan cortas entre trabajos que calificar. Las caras cambian pero los actitudes perduran. Y sigo preparando clases.